En Querétaro existen al menos seis áreas estatales con categoría de reserva, zona de protección, conservación o paisaje protegido
Los decretos de zonas naturales protegidas en el estado de Querétaro caen en letra muerta, consideró la ambientalista Pamela Siurob, quien aseveró que no hay acciones concretas para promover la protección de los espacios naturales en municipios como Tolimán y Cadereyta; lo que impacta en el ambiente y la salud de los habitantes de las zonas más afectadas.
En Querétaro existen al menos seis áreas estatales con categoría de reserva, zona de protección, conservación o paisaje protegido: El Pinalito, El Tángano, Bordo Benito Juárez, Montenegro, Tángano II, y La Peña de Bernal.
Además de estas, otros polígonos con reconocimiento municipal para conservación ecológica, sin embargo, dichos nombramientos y reconocimientos no han sido garantía para la preservación de la flora y fauna o el desarrollo armónico de estos sitios, lamentó la ambientalista.
Ejemplificó con el cambio de uso de suelo en un polígono de conservación ecológica, perteneciente a San Antonio de la Cal, en Tolimán, ya que esta zona incluso cuenta con el reconocimiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) como Patrimonio de la Humanidad, por formar parte importante de la cultura Otomí-Chichimeca
Durante el año pasado, los integrantes del Ayuntamiento de la administración 2018-2021 otorgaron el cambio de uso de suelo de conservación ecológica a extractivo en 18 hectáreas e industrial en dos hectáreas, por solicitud del empresario Enrique Montes Vega, quien figura como proveedor de Ezequiel Montes, Tolimán y Colón, y dirige el Centro de Manejo Integral de Residuos de Querétaro (Cemirq).
En este espacio, según establece el propio dictamen aprobado, hay presencia de la biznaga “burra” (Echinocactus platyacanthus), especie clasificada en peligro de extinción según la NOM 059 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
«Del decreto que se dio, que fue muy importante y se trabajó muchísimo; creo que hay un gran olvido de todas estas áreas decretadas y hay un descuido por las zonas de protección, que por algo se dieron, pero ahorita los intereses económicos han ganado por encima de la conservación y del pensamiento lógico de observar a la naturaleza como parte de el prevenir y el de remediar muchas situaciones de impactos a la salud», destacó la ambientalista.
Consideró que ninguno de los tres órdenes de gobierno ha generado mecanismos de supervisión para evitar afectaciones severas al medio ambiente, lo que incluso ha puesto en riesgo la salud de habitantes en comunidades, en las que ha proliferado la extracción de materiales a cielo abierto y la minería. Tal es el caso de Peñamiller, Pinal de Amoles, Cadereyta, Tolimán, Jalpan de Serra y Arroyo Seco.
Destacó que estas actividades contaminan agua y suelo, además causan afecciones permanentes a la salud o la muerte a quienes están expuestos a los gases resultantes del procesamiento y extracción de materiales pétreos o minerales como el mercurio.