Foto| Ruth Soto
La cultura vial de Querétaro tiene malas prácticas que han sido heredadas desde décadas atrás, esto se demuestra en la cantidad de personas que se pasan el alto cuando el semáforo se encuentra en rojo, indicó Sergio Olvera, vocero del Observatorio Ciudadano de Movilidad (OCM). Explicó que incluso no frenan cuando la luz verde parpadea o está en ámbar y por el contrario aceleran. Dentro de una medición realizada por el organismo, solo 4.3% de los conductores desaceleraron ante estas luces; aunque aclaró que esta medición no puede tomarse como probabilística.
Semáforos
Detalló que revisaron los semáforos de la ciudad, en concreto los ubicados en Pie de la Cuesta y Sombrerete; Avenida de Los Arcos y Circunvalación; Pasteur y Zaragoza; Pasteur y Constituyentes; Bernardo Quintana y Universidad; Bernardo Quintana y Calzada de los Arcos; Constituyentes y Corregidora; Constituyentes e Ignacio Pérez; Constituyentes y Tecnológico; así como en Universidad y Tecnológico; y Zaragoza esquina con Corregidora.
Aceleración
Durante al menos 60 minutos realizaron más de 800 mediciones in situ para saber cuántas personas usuarias de un automóvil desaceleraban o no; lo que resultó en que el 95.7% aceleró al notar los cambios de luces. Explicó que esto no solo es culpa de los conductores, sino también de las autoridades ya que es complaciente y no sanciona a los infractores.
«Aunque cuando nos digan, falta cultura vial, la realidad es que esa es la cultura vial que tenemos en las calles, vemos el semáforo a punto de cambiar a la luz roja y aceleramos, esto tienen varias implicaciones, no siempre toda la responsabilidad habría que achacársela a los conductores sino también los gobiernos tienen mucho que ver en ello», afirmó Sergio Olvera.
Norma
Resaltó que esta práctica está penada en el reglamento de tránsito del Municipio de Querétaro, en su artículo 50, fracción IV inciso c), donde indica que las y los conductores de vehículos deben detener su marcha cuando el semáforo esté en rojo, la multa por ignorarlo es de 10 a 20 Unidades de Medida y Actualización (UMAs); por lo que, al no infraccionar, se han perdido alrededor de $2 millones 610 mil 22 pesos como mínimo y hasta $5 millones 22 mil 45 pesos como máximo, considerando las 2 mil 404 infracciones al reglamento que el observatorio pudo constatar en la observación hecha.