La Semana Santa en la Delegación de El Doctor, Cadereyta de Montes, es la celebración más esperada por la comunidad. Cada año atrae a miles de turistas interesados en presenciar la emblemática quema de diablos, una tradición con más de 300 años de antigüedad.
Las máscaras que portan los hombres son mayormente con formas de diablos y animales, elaboradas por artesanos locales utilizando materiales de la región como barro, ixtle, telas y pinturas.
El uso de estas máscaras logra unir a la comunidad en una representación simbólica, donde lo sagrado se entrelaza con lo profano y lo real convive con lo fantástico. Aunque no se tiene una fecha exacta de origen, se estima que esta tradición comenzó hace más de tres siglos, cuando el catolicismo llegó a la región y se fusionó con las costumbres de los pueblos originarios como los jonaces y chichimecas. Estos pueblos se identificaban con figuras como animales, damas, viejitos y cristianos, junto con personajes bíblicos como Judas y Barrabás.
Conservando la tradición
Hoy en día, diversas familias continúan con el arte de elaborar máscaras, pasando el conocimiento de generación en generación. Un claro ejemplo es la familia Velázquez. José Manuel Velázquez Ortiz lleva más de 50 años dedicándose a la creación de máscaras de diablos y animales, un oficio que heredó de su padre. “Ahí estamos conservando la tradición”, expresó con orgullo. Comentó que sus tres hermanos también se dedican a este arte.
José Manuel explicó que para fabricar las máscaras se utiliza barro extraído de un sitio llamado La Crucita, dentro de la misma comunidad. Este barro se remoja para eliminar impurezas y se usa como molde. Una vez seco, se forra con varias capas de tela para dar forma a la máscara. Después se deja secar nuevamente, se retira el barro del interior y se pinta la pieza al gusto. Finalmente, se elabora y adhiere la cabellera hecha con ixtle, un material que se trae desde Villa Progreso, en el municipio de Ezequiel Montes.
Por su parte, su hijo, José Israel Velázquez Ortiz, ha seguido el legado artesanal familiar. Desde niño mostró interés en la tradición, pero fue a los 15 años cuando comenzó a involucrarse activamente en la quema de diablos. Actualmente, forma parte del comité organizador de esta festividad desde hace tres años. “Lo hago porque en tiempos atrás mi hermano también lo hizo, y porque me gusta seguir preservando las tradiciones de mi pueblo”, comentó. Entre los diseños que realiza la familia Velázquez se encuentran máscaras de animales, personajes bíblicos como Barrabás, payasos, mujeres, entre otros.
Máscaras de animales
Otra familia importante en la preservación de esta tradición es la familia Olvera. Con más de 60 años de trayectoria en la elaboración de máscaras, J. Guadalupe Olvera, hijo de don Olvera, contó que aprendieron el oficio de su tío Humberto Olvera. Posteriormente, este conocimiento pasó a su padre y de ahí a las siguientes generaciones. Guadalupe destacó que es un arte que esperan mantener vivo dentro de su familia. Actualmente, poseen una variada colección de máscaras que representan animales como venados, gatos, diablos, gallos, lobos, burros, así como rostros humanos y otros diseños únicos. Agregó que algunas de ellas llegan a elaborarlas hasta en 1 mes.
La Casa de las Máscaras
Además, la comunidad cuenta con un espacio especial: la Casa de las Máscaras. Este lugar funciona como un museo y exhibe una gran colección de piezas elaboradas durante más de 40 años por el esposo de Karitina Reséndiz Ledesma, quien ahora está a cargo del sitio. Karitina guía a los visitantes, compartiendo la historia y el simbolismo de cada una de las máscaras. Entre las piezas que se exhiben se encuentran figuras de diablos, Barrabás, animales, brujas, damas, borregos, toros, búhos, caballos, gatos y otras con diseños más contemporáneos.
Semana Santa
Los preparativos para esta gran celebración inician semanas antes de la Semana Mayor. Mientras que el Viernes Santo se lleva a cabo uno de los eventos más representativos: la pelea de diablos o «shitazos». En este ritual, los participantes se enfrentan simbólicamente con el personaje de Judas, quien porta una bolsa con corcholatas, llamada «xita». Durante el enfrentamiento, Judas golpea las máscaras mientras los diablos se protegen, en una dinámica cargada de simbolismo.
El clímax de la festividad llega el Domingo de Resurrección, con la quema de las cabelleras de ixtle que portan los diablos. Estos también llevan matracas, cuyo sonido tiene como objetivo ahuyentar el mal, y cadenas que simbolizan los pecados que arrastran. La quema de las cabelleras representa la purificación espiritual.
Adolfo Monroy Ramos, habitante de la comunidad y participante activo de la representación, destacó que el siguiente domingo de Pascua se celebra el show de “diablitos”, donde participan niños pequeños. Según los habitantes, este evento busca fomentar desde temprana edad el amor por las tradiciones, asegurando su continuidad en las futuras generaciones.
Con esta tradición, la comunidad de El Doctor se posiciona como un referente cultural y turístico del estado, una muestra viva de identidad, historia y orgullo colectivo. Cada año, esta festividad no solo une a las familias en torno al arte y la fe, sino que fortalece los lazos con sus raíces, manteniendo viva una herencia que ha resistido con el paso del tiempo.